El impuesto de sucesiones y cómo funciona la herencia
Cuando recibimos una herencia, generalmente lo tomamos como algo reamente positivo, ya que suele conllevar adquirir bienes que van tener cierto valor. Sin embargo, hay ocasiones en los que los herederos pueden llegar a tener que pagar cifras muy grandes en caso de aceptar esta herencia, de forma que acaban optando por rechazarla.
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Dentro de los trámites obligatorios que tiene acceder a una herencia nos encontramos con el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, que tendremos que pagar sí o sí siempre que queramos recibir algún tipo de bien o dinero en nuestro banco. La cuantía de este impuesto dependerá del grupo de herederos al que se pertenezca y de los tipos impositivos establecidos en cada caso.
Los 3 supuestos por los que hay que se debe presentar este impuesto son las siguientes:
- Si se reciben bienes y derechos por herencia, legado u otro título sucesorio (adquisiciones “mortis causa”).
- Si se adquieren bienes por donación en vida.
- Si se es beneficiario de un seguro de vida.
Cómo funciona el impuesto de sucesiones
El impuesto de sucesiones grava el incremento patrimonial que obtiene el heredero una vez que acepta la herencia. El cálculo de este impuesto es establecido por la Ley Estatal, pero cada Comunidad Autónoma tiene competencia para aplicar unas reducciones y tipos diferentes, por lo que no podemos hablar de cantidades generales para todos los lugares en España.
En algunas comunidades se ha establecido que se paga el impuesto sobre un 1% de lo heredado, mientras que en otras este porcentaje es mucho mayor. Lógicamente, no podemos cambiar el lugar en el que se paga el impuesto, éste vendrá determinado por ser el sitio donde vivía el fallecido en los últimos cinco años.
Es importante mencionar que el heredero será siempre el que tenga que pagar el impuesto, siendo éste progresivo, es decir, cuánto más herencia hay, mayor será la cuantía del impuesto, en una escala que va desde el 7,65% al 34%.